jueves, 12 de noviembre de 2009

Cuatro Heridas

Al volver por las noches, calcadamente,


una casa sin ruidos, sin luz, sin gente...

una cama vacía, junto a la mía

y mil recuerdos viejos, de lejanía...



La soledad es rabia. Desesperada.

Es buscar caras viejas. Viejas miradas...

Es alargar las manos sin hallar nada,

mientras se agota el vino y la esperanza...



Siempre amores que al alba, ya no son nada !

O amigos que la vida siempre separa.

Despedidas. Ausencia. Distancia. Tiempo.

Son cuatro heridas viejas, que llevo dentro...



Pero son cosas mías!

No me las quiten!

Dejen que me acompañen!

Dejen que grite!



Letra: Roberto Yacomuzzi

Música: Jose Gerardo Molina

El Cielo de la Esquina

La rastreaba en el polen, detrás de los colores,


en la luz del rocío de los amaneceres...

Fui del trueno la voz, viajero en las tormentas

y en un velero de almidón surqué los siete mares.



Y después de invocarla en humosos boliches,

en sus historias viejas, en sus amores nuevos,

ya nunca dibujé su ausencia en la neblina,

ni repetí aquel nombre que no tenia sonido.



Si al menos olvidara el color de sus ojos...

si no viera su aura...ni oyera su latido...

hundido en la locura de jugar a inventarla,

tan solo descubrirla podía tener sentido...



Y me arrojé abatido, a la pencosa idea

de asestarme la espina mortal del alpataco

para enterrar vencido mi amargo desencanto

y la espina en mis manos se hizo flor...aromando.



Como cada mañana, la de hoy, amanecía;

los gorriones, estaban de luz desenfrenados,

yo sacaba a la calle, mi inefable rutina

y el cielo de la esquina se recostó en mis brazos...



Venía, entre bostezos arreglándose el pelo;

el gesto, contrariado, de no llegar a horario.

Una baldoza floja, se puso de mi lado

y debí sostenerla como a un cristal soplado.



La solté liberando mil pájaros al vuelo;

se alejó y yo, empezaba a creer en la vida.

La siguieron mis manos, mis ojos la perdian,

de la otra vereda me arrojó su sonrisa...



Es ella! ella, que late a unos versos de mi soledad!

Es ella! ella, que alumbra a unos pasos de mi oscuridad...

Es ella! y yo soy ese, que ha comenzado nuevamente

A Soñar !!!



Letra: Roberto Yacomuzzi

Música: Sergio La Corte

(se puede escuchar en www.myspace.com/duolibresur

sábado, 31 de octubre de 2009

Próximas Actuaciones


(Libresur junto a Edith Rossetti)











"Confesión del Viento"
Dia 19 de Noviembre de 2009
Auditorio de Radio Nacional de Buenos Aires
Maipú 555
Hora: 19 hs.
Entrada Libre y Gratuita

Dia 20 de Noviembre de 2009
"El Morocho del Arrabal"              
Pasaje Carlos Gardel 3157 - Abasto.
Teléfonos: 1565283433 - 48333519
Hora: 23:30 hs
Entrada: $40 con Consumisión

viernes, 16 de octubre de 2009

Confesión del Viento

El viento me confió cosas
que siempre llevo conmigo,
me dijo que recordaba
un barrilete y tres niños,
que el sauce estaba muy débil,
que en realidad él no quiso,
que fue uno de esos dias
que todo es un estropicio!

Me dijo que los pichones
a veces de apresurados
caen al suelo indefensos
y el no consigue evitarlo,
me habló de arenas de agosto,
de cartas de enamorados,
del humo en las chimeneas,
del fuego abrasando el árbol...

Iba quebrado de culpas
y no consigue evitarlo,
en su lomo de distancias
no cabalgaba ni un pájaro,
era un fantasma ese viento
un alma en pena penando...
y en ese telar de angustias
tejió sus babas el diablo...

Me dijo que recordaba
que en realidad él no quiso,
a veces de apresurados,
un barrilete y tres niños,
me habló de arenas al cielo
y chimeneas al piso,
de cartas de enamorados,
que todo era un estropicio...

Era un fantasma ese viento
tejió sus babas el diablo,
iba quebrado de angustias
y no consigue evitarlo,
en ese telar de angustias
el fuego abrasando el árbol,
el sauce estaba muy débil
y seguía confesando...

Le pregunté por las chapas
del techo de los de abajo...
dijo: "el hombre ha de luchar
para conseguir los clavos
en vez de hincarse a rezar
para olvidar sus quebrantos
o de sentarse a esperar
regalos eleccionarios"...

Me sorprendió la respuesta,
pero no quise atajarlo;
pues, cuando lleva razón
vaya quién quiere pararlo!
El viento me confió cosas
que siempre llevo conmigo
que siempre levo conmigo!

Letra: Roberto Yacomuzzi
Música: Juan Falú