Al volver por las noches, calcadamente,
una casa sin ruidos, sin luz, sin gente...
una cama vacía, junto a la mía
y mil recuerdos viejos, de lejanía...
La soledad es rabia. Desesperada.
Es buscar caras viejas. Viejas miradas...
Es alargar las manos sin hallar nada,
mientras se agota el vino y la esperanza...
Siempre amores que al alba, ya no son nada !
O amigos que la vida siempre separa.
Despedidas. Ausencia. Distancia. Tiempo.
Son cuatro heridas viejas, que llevo dentro...
Pero son cosas mías!
No me las quiten!
Dejen que me acompañen!
Dejen que grite!
Letra: Roberto Yacomuzzi
Música: Jose Gerardo Molina
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