El viento me confió cosas
que siempre llevo conmigo,
me dijo que recordaba
un barrilete y tres niños,
que el sauce estaba muy débil,
que en realidad él no quiso,
que fue uno de esos dias
que todo es un estropicio!
Me dijo que los pichones
a veces de apresurados
caen al suelo indefensos
y el no consigue evitarlo,
me habló de arenas de agosto,
de cartas de enamorados,
del humo en las chimeneas,
del fuego abrasando el árbol...
Iba quebrado de culpas
y no consigue evitarlo,
en su lomo de distancias
no cabalgaba ni un pájaro,
era un fantasma ese viento
un alma en pena penando...
y en ese telar de angustias
tejió sus babas el diablo...
Me dijo que recordaba
que en realidad él no quiso,
a veces de apresurados,
un barrilete y tres niños,
me habló de arenas al cielo
y chimeneas al piso,
de cartas de enamorados,
que todo era un estropicio...
Era un fantasma ese viento
tejió sus babas el diablo,
iba quebrado de angustias
y no consigue evitarlo,
en ese telar de angustias
el fuego abrasando el árbol,
el sauce estaba muy débil
y seguía confesando...
Le pregunté por las chapas
del techo de los de abajo...
dijo: "el hombre ha de luchar
para conseguir los clavos
en vez de hincarse a rezar
para olvidar sus quebrantos
o de sentarse a esperar
regalos eleccionarios"...
Me sorprendió la respuesta,
pero no quise atajarlo;
pues, cuando lleva razón
vaya quién quiere pararlo!
El viento me confió cosas
que siempre llevo conmigo
que siempre levo conmigo!
Letra: Roberto Yacomuzzi
Música: Juan Falú