Una vez más fuimos a Cosquín. De la misma forma que el año pasado, a instancias de Edith Rossetti, con gente nueva, con una formación más integrada como grupo vocal...
Y Cosquin es Cosquin...y cada uno lo vive y lo siente como puede.
Ibamos terceros en la programación y a las 19 hs. nos avisan que nos pasaron para las 3 y media del dia siguiente...la comisión decide y a uno no le queda otra que acatar, porque es la gran vidriera de la música folklorica...
Este año tampoco nos permitieron probar sonido y ese es el problema fundamental de este festival; no porque no tengan equipamiento, nos decía el sonidista que llevamos para que nos dé una mano, que la tecnología de Cosquin es superior a la del Pepsi Music!
Pero los sonidistas cuando quieren laburan y cuando no (o cuando no tienen incentivo), hacen la plancha.
Y esto nos pasó no solo a nosotros, fue una constante todas las noches.
El caso es que una vez más la música pampeana tuvo un lugar ganado a fuerza de trabajar, golpear puertas y creer en ella.
Seguramente, por lo menos para nosotros, éste haya sido el último año. Es demasiado el esfuerzo, es demasiada la crítica que se recibe por parte de gente que quisiera estar ahi y cree que nosotros lo hacemos por amiguismos y acomodos, es demasiado el silencio de la Secretaria de Cultura del Gobierno Pampeano, que sin poner un mango, igual saca chapa a la hora de los aplausos y de la calidad que uno muestra en obras y personas...
Les puedo asegurar que este año, esas cinco canciones pasaron por nuestras cabezas, voces y manos a la velocidad de la luz.
Lo que podría decirse: dieciocho minutos de fama.
Y una deuda, este año no llevamos ninguna canción del Bardino...
Lástima.
Libresur
Bienvenidos al blog oficial de LIBRESUR. Desde este lugar trataremos de informar acerca de todo lo que hacemos, pensamos, componemos, escribimos... Desde Argentina, Provincia de La Pampa, los saludamos con infinito agradecimiento.
sábado, 6 de febrero de 2010
jueves, 12 de noviembre de 2009
Cuatro Heridas
Al volver por las noches, calcadamente,
una casa sin ruidos, sin luz, sin gente...
una cama vacía, junto a la mía
y mil recuerdos viejos, de lejanía...
La soledad es rabia. Desesperada.
Es buscar caras viejas. Viejas miradas...
Es alargar las manos sin hallar nada,
mientras se agota el vino y la esperanza...
Siempre amores que al alba, ya no son nada !
O amigos que la vida siempre separa.
Despedidas. Ausencia. Distancia. Tiempo.
Son cuatro heridas viejas, que llevo dentro...
Pero son cosas mías!
No me las quiten!
Dejen que me acompañen!
Dejen que grite!
Letra: Roberto Yacomuzzi
Música: Jose Gerardo Molina
una casa sin ruidos, sin luz, sin gente...
una cama vacía, junto a la mía
y mil recuerdos viejos, de lejanía...
La soledad es rabia. Desesperada.
Es buscar caras viejas. Viejas miradas...
Es alargar las manos sin hallar nada,
mientras se agota el vino y la esperanza...
Siempre amores que al alba, ya no son nada !
O amigos que la vida siempre separa.
Despedidas. Ausencia. Distancia. Tiempo.
Son cuatro heridas viejas, que llevo dentro...
Pero son cosas mías!
No me las quiten!
Dejen que me acompañen!
Dejen que grite!
Letra: Roberto Yacomuzzi
Música: Jose Gerardo Molina
Etiquetas:
Lalo Molina,
Roberto Yacomuzzi
El Cielo de la Esquina
La rastreaba en el polen, detrás de los colores,
en la luz del rocío de los amaneceres...
Fui del trueno la voz, viajero en las tormentas
y en un velero de almidón surqué los siete mares.
Y después de invocarla en humosos boliches,
en sus historias viejas, en sus amores nuevos,
ya nunca dibujé su ausencia en la neblina,
ni repetí aquel nombre que no tenia sonido.
Si al menos olvidara el color de sus ojos...
si no viera su aura...ni oyera su latido...
hundido en la locura de jugar a inventarla,
tan solo descubrirla podía tener sentido...
Y me arrojé abatido, a la pencosa idea
de asestarme la espina mortal del alpataco
para enterrar vencido mi amargo desencanto
y la espina en mis manos se hizo flor...aromando.
Como cada mañana, la de hoy, amanecía;
los gorriones, estaban de luz desenfrenados,
yo sacaba a la calle, mi inefable rutina
y el cielo de la esquina se recostó en mis brazos...
Venía, entre bostezos arreglándose el pelo;
el gesto, contrariado, de no llegar a horario.
Una baldoza floja, se puso de mi lado
y debí sostenerla como a un cristal soplado.
La solté liberando mil pájaros al vuelo;
se alejó y yo, empezaba a creer en la vida.
La siguieron mis manos, mis ojos la perdian,
de la otra vereda me arrojó su sonrisa...
Es ella! ella, que late a unos versos de mi soledad!
Es ella! ella, que alumbra a unos pasos de mi oscuridad...
Es ella! y yo soy ese, que ha comenzado nuevamente
A Soñar !!!
Letra: Roberto Yacomuzzi
Música: Sergio La Corte
(se puede escuchar en www.myspace.com/duolibresur
en la luz del rocío de los amaneceres...
Fui del trueno la voz, viajero en las tormentas
y en un velero de almidón surqué los siete mares.
Y después de invocarla en humosos boliches,
en sus historias viejas, en sus amores nuevos,
ya nunca dibujé su ausencia en la neblina,
ni repetí aquel nombre que no tenia sonido.
Si al menos olvidara el color de sus ojos...
si no viera su aura...ni oyera su latido...
hundido en la locura de jugar a inventarla,
tan solo descubrirla podía tener sentido...
Y me arrojé abatido, a la pencosa idea
de asestarme la espina mortal del alpataco
para enterrar vencido mi amargo desencanto
y la espina en mis manos se hizo flor...aromando.
Como cada mañana, la de hoy, amanecía;
los gorriones, estaban de luz desenfrenados,
yo sacaba a la calle, mi inefable rutina
y el cielo de la esquina se recostó en mis brazos...
Venía, entre bostezos arreglándose el pelo;
el gesto, contrariado, de no llegar a horario.
Una baldoza floja, se puso de mi lado
y debí sostenerla como a un cristal soplado.
La solté liberando mil pájaros al vuelo;
se alejó y yo, empezaba a creer en la vida.
La siguieron mis manos, mis ojos la perdian,
de la otra vereda me arrojó su sonrisa...
Es ella! ella, que late a unos versos de mi soledad!
Es ella! ella, que alumbra a unos pasos de mi oscuridad...
Es ella! y yo soy ese, que ha comenzado nuevamente
A Soñar !!!
Letra: Roberto Yacomuzzi
Música: Sergio La Corte
(se puede escuchar en www.myspace.com/duolibresur
Etiquetas:
Roberto Yacomuzzi,
Sergio La Corte
sábado, 31 de octubre de 2009
Próximas Actuaciones
(Libresur junto a Edith Rossetti)
"Confesión del Viento"
Dia 19 de Noviembre de 2009
Auditorio de Radio Nacional de Buenos Aires
Maipú 555
Hora: 19 hs.
Entrada Libre y Gratuita
Dia 20 de Noviembre de 2009
"El Morocho del Arrabal"
Pasaje Carlos Gardel 3157 - Abasto.
Teléfonos: 1565283433 - 48333519
Hora: 23:30 hs
Entrada: $40 con Consumisión
"Confesión del Viento"
Dia 19 de Noviembre de 2009
Auditorio de Radio Nacional de Buenos Aires
Maipú 555
Hora: 19 hs.
Entrada Libre y Gratuita
Dia 20 de Noviembre de 2009
"El Morocho del Arrabal"
Pasaje Carlos Gardel 3157 - Abasto.
Teléfonos: 1565283433 - 48333519
Hora: 23:30 hs
Entrada: $40 con Consumisión
viernes, 16 de octubre de 2009
Confesión del Viento
El viento me confió cosas
que siempre llevo conmigo,
me dijo que recordaba
un barrilete y tres niños,
que el sauce estaba muy débil,
que en realidad él no quiso,
que fue uno de esos dias
que todo es un estropicio!
Me dijo que los pichones
a veces de apresurados
caen al suelo indefensos
y el no consigue evitarlo,
me habló de arenas de agosto,
de cartas de enamorados,
del humo en las chimeneas,
del fuego abrasando el árbol...
Iba quebrado de culpas
y no consigue evitarlo,
en su lomo de distancias
no cabalgaba ni un pájaro,
era un fantasma ese viento
un alma en pena penando...
y en ese telar de angustias
tejió sus babas el diablo...
Me dijo que recordaba
que en realidad él no quiso,
a veces de apresurados,
un barrilete y tres niños,
me habló de arenas al cielo
y chimeneas al piso,
de cartas de enamorados,
que todo era un estropicio...
Era un fantasma ese viento
tejió sus babas el diablo,
iba quebrado de angustias
y no consigue evitarlo,
en ese telar de angustias
el fuego abrasando el árbol,
el sauce estaba muy débil
y seguía confesando...
Le pregunté por las chapas
del techo de los de abajo...
dijo: "el hombre ha de luchar
para conseguir los clavos
en vez de hincarse a rezar
para olvidar sus quebrantos
o de sentarse a esperar
regalos eleccionarios"...
Me sorprendió la respuesta,
pero no quise atajarlo;
pues, cuando lleva razón
vaya quién quiere pararlo!
El viento me confió cosas
que siempre llevo conmigo
que siempre levo conmigo!
Letra: Roberto Yacomuzzi
Música: Juan Falú
que siempre llevo conmigo,
me dijo que recordaba
un barrilete y tres niños,
que el sauce estaba muy débil,
que en realidad él no quiso,
que fue uno de esos dias
que todo es un estropicio!
Me dijo que los pichones
a veces de apresurados
caen al suelo indefensos
y el no consigue evitarlo,
me habló de arenas de agosto,
de cartas de enamorados,
del humo en las chimeneas,
del fuego abrasando el árbol...
Iba quebrado de culpas
y no consigue evitarlo,
en su lomo de distancias
no cabalgaba ni un pájaro,
era un fantasma ese viento
un alma en pena penando...
y en ese telar de angustias
tejió sus babas el diablo...
Me dijo que recordaba
que en realidad él no quiso,
a veces de apresurados,
un barrilete y tres niños,
me habló de arenas al cielo
y chimeneas al piso,
de cartas de enamorados,
que todo era un estropicio...
Era un fantasma ese viento
tejió sus babas el diablo,
iba quebrado de angustias
y no consigue evitarlo,
en ese telar de angustias
el fuego abrasando el árbol,
el sauce estaba muy débil
y seguía confesando...
Le pregunté por las chapas
del techo de los de abajo...
dijo: "el hombre ha de luchar
para conseguir los clavos
en vez de hincarse a rezar
para olvidar sus quebrantos
o de sentarse a esperar
regalos eleccionarios"...
Me sorprendió la respuesta,
pero no quise atajarlo;
pues, cuando lleva razón
vaya quién quiere pararlo!
El viento me confió cosas
que siempre llevo conmigo
que siempre levo conmigo!
Letra: Roberto Yacomuzzi
Música: Juan Falú
Suscribirse a:
Entradas (Atom)